(clarín domingo 06-11-2007)Chicos contra chicos. Chicas contra chicas y también entre sí. Los casos en el país se multiplican cada vez con más frecuencia. ¿Esto tiene solución? Todavía no aparece.
Es simple. La mecha para el primer fogonazo se enciende fácil. Una mirada y vos-¿qué mirás?. Un pechazo y ella-me dijo-que-vos-dijiste, un insulto al pasar, porque sí. Y punto. No hacen falta más excusas. Las aulas de las escuelas públicas, privadas, del conurbano o de plena Capital, son una caja de resonancia donde tarde o temprano, los chicos parecen descargar esa suerte de turbulencia por la que transitan desde hace tiempo. Y recién cuando algún caso salta el cerco de la escuela y se hace público, para muchos el mundo real hace plop como un chicle globo. Aunque, en realidad, no hay demasiado de qué asombrarse. Las causas son varias: algún problema familiar que traen colgado del cuello (y de los que prefieren no hablar) o porque se levantaron con la luna atravesada. Y en ese pastiche de posibilidades, caen los que vienen de afuera. La “repandilla” relata, con gran agitación, que el año pasado un compañero se quiso auto agredir (cortarse las venas, cuentan ellos) “porque nosotros lo molestábamos y, en parte, porque no entendía matemáticas”. El pibe terminó yéndose a otro colegio.
Violencia en la escuelaViolencia, maltrato, exclusión, guerra, agresiones, conflictos, gritos, silencios, malestar. Convivencia, aceptación, diálogo, paz, entendimiento, acercamiento, inclusión, comprensión, bienestar. Dos conjuntos de palabras. Dos caras de la misma moneda: una sociedad compleja. Formando parte de esa sociedad, una escuela habitada por sujetos. Sujetos que gritan y que callan; que se expresan con palabras y con gestos. Maestros que a pesar de todo tratan de enseñar, niños que anhelan aprender y ser. Niños y jóvenes que no logran llegar a la escuela, y otros que cuando llegan duran poco. Y en la noosfera, otra clase de sujetos: los políticos y los científicos, los sociólogos y los psicólogos, los expertos en educación y los economistas, que miran la escuela desde afuera y que de vez en cuando ponen un pie en ella para aportar “recetas salvadoras” o decretar la impotencia de la institución para resolver los males de la sociedad. Y también los cineastas, como Gus Van Sant y Michael Moore, que con sus lúcidas cámaras muestran casos de violencia extrema, situaciones dramáticas e ¿imprevisibles?, que hasta hace poco parecían ser un mal exclusivo del poderoso país del Norte. Y los ojos asombrados de los ciudadanos argentinos enterándose a través de los medios que una -hasta entonces- tranquila y pequeña ciudad del sur también tuvo su Columbine.
Gravitación de los medios El poder amplificador de los medios de comunicación en lo que hace a malos ejemplos, conductas violentas y destructivas, asoma en las preocupaciones de los padres. "Basta con prender el televisor. Desde los piquetes a cara cubierta y palos, hasta los noticieros que compiten en mostrar cada vez más detalles de asesinatos y violaciones, o las series en las que matar es algo normal, todos desvalorizan la vida humana", dijo Graciela Crosbie de Guglielmetti, madre de un alumno del secundario de la Escuela Argentina Modelo. "Frente a programas que hacen culto de la viveza criolla, la burla y la inmoralidad, y donde todo es relativo y justificable, a los padres nos cuesta cada vez más educar a nuestros hijos. Lo bueno, lo valioso, lo ejemplar, se toma como antiguo y absurdo. Es como remar siempre contra la corriente", dijo entristecida. Pastor Jiménez, padre de una alumna de 5° grado del Colegio San José Obrero, de San Francisco Solano, también cree que es muy difícil imponerse frente al poder de la TV. "Estamos todo el día afuera; tenemos que trabajar; llegamos cansados y no hay tiempo para conversar", dijo, con culpa. "Hoy aprenden todo de Internet. También de los celulares: bajan los videos de las peleas escolares y se mandan las fotos por mensajitos", se quejó María Isabel González, madre de tres alumnos de 5º, 7º y 9º año de Berazategui. Isabel del Carril, madre de una alumna de secundario del Liceo Francés, pone el dedo en la llaga: "Todos los adultos somos responsables por omisión, comenzando por el Estado y los propietarios de los medios de comunicación. ¿Cómo educarán a sus hijos los dueños de los canales de televisión? ¿Les pondrán freno a las escenas de violencia?", reflexionó.
Límites y coraje
"Tenemos muchísimos casos de padres que vienen a la escuela y nos dicen: «Pónganle límites porque en casa ya no sabemos cómo hacerlo». Pero cuando la escuela adopta una medida, aparecen padres sobre protectores que amenazan con denuncias y juicios porque sienten que no se debe poner ningún límite a sus hijos", advirtió el padre Salatino, representante de una escuela del Obispado de Quilmes. Dijo: "En muchos casos, docentes y directivos se encuentran en una encrucijada por la falta de responsabilidad de los padres, que no asumen su rol de primeros educadores". Y concluyó: "Más que de permisividad, debemos hablar de verdadero abandono de los padres, de los docentes y del propio Estado, que no tiene una profunda política educativa que vaya más allá de la mera contención en las escuelas".
Realidad San cristobalense
A raíz de lo investigado sobre el tema, surgió la idea de entrevistar a escuelas de nuestra ciudad, ubicada en el norte santafesino a 170 Km. de la capital de alrededor de 15000 habitantes, donde aún se duerme la siesta, los vecinos se saludan entre sí y siempre hay una mano tendida para ayudar al otro, decidimos comprobar si la violencia es igual en todos los colegios sin importar su clase social. Hemos encuestado a una institución educativa en la periferia de la ciudad donde concurren niños carenciados, con problemas muchos más complejos que los que podría tener un chico de una mejor situación económica y emocional, y otra escuela ubicada en el centro de la ciudad donde estudian niños de diferentes clases sociales.
Las escuelas que fueron elegidas para ser encuestadas son: “Nº 410 Carlos Pellegrini” y “Nº 409 Manuel Belgrano”.
Si bien las encuestas no han sido tabuladas matemáticamente (ya que los entrevistados han aportado varias opciones a la misma respuesta) los porcentajes más altos de cada pregunta nos sirvieron para llegar a ciertas conclusiones:
• ¿Tenés conocimientos de hechos de violencia en tu escuela?
La respuesta de mayor porcentaje es: SI
• En caso de haberlas, éstas son:
La respuesta de mayor porcentaje es: AGRESIONES VERBALES
• ¿Quiénes se agreden?
La respuesta de mayor porcentaje es: VARONES CON VARONES
• ¿En qué momentos se originan los actos de violencia?
La respuesta de mayor porcentaje es: DURANTE Y DESPUES DEL HORARIO DE CLASES
• ¿Qué causas pensás que influyen en los hechos de violencia en las escuelas?
La respuesta de mayor porcentaje es: AGRESIONES VERBALES Y PROGRAMAS DE TV…
La conclusión a la que arribamos es que a pesar de que es una ciudad chica y con aspecto de pueblo, los problemas de agresiones en los colegios son iguales a los de las grandes ciudades, obviamente en menor cantidad, pero problemas al fin.
Como ya marcamos en la encuesta, la TV, no controlada por los padres, cuando sus hijos están sentados frente a ella, es uno de los medios principales, donde los niños captan modelos negativos que ejercen mala influencia que se reflejan a diario en los colegios con sus compañeros.
Por eso pensamos que a veces no hay que poner en penitencias a nuestros niños, mejor vayan al rincón ustedes, los adultos.
No importa el tiempo, el espacio ni la clase social, los problemas de agresiones escolares siempre están y sería momento de comenzar a erradicarlo.
Charra Diego, Pellini Exequiel
“Grafica Editorial”
Esc. Normal Superior Nº 40 “Mariano Moreno”
